Ya constituido como uno de los festivales sonoros más importantes de nuestro país, esta celebración alrededor de la música electrónica y sus crecientes ramificaciones cumple 10 años de vida: gracias a su propuesta, ha sido posible acercarse a diferentes escultores de ruidos que proponen, desde una lógica vanguardista, rutas alternas para la creación, distribución y disfrute de las manifestaciones musicales confeccionadas de la mano de las tecnologías informáticas, sin olvidar el famoso fantasma en la máquina, cual alma orgánica que guía los influjos expresivos de estos representativos artistas que han optado por la estética digital.
Además de propuestas musicales, incluye simposios, instalaciones interactivas, conferencias y documentales alrededor de los múltiples vínculos entre la creatividad artística y las tecnologías digitales. Diez años y contando de una de las celebraciones estéticas más propositivas y vanguardistas en nuestro país.
Enseguida, un breve recorrido por algunos de los invitados a esta edición conmemorativa cuyo cartel promete convertirse en un festín para el sistema nervioso, siempre y cuando esté dispuesto a recibir las vibraciones que emanen del escenario. Veamos.
DE CALIFORNIA A ESCANDINAVIA
Comandados por el productor sueco Axel Willner, The Field propone una electrónica cercana a la elegancia ambient, tal como se deja escuchar en From Here Go Sublime (2007) su primer largo con esta denominación que parecía pensado para iniciar o terminar la agitada jornada nocturna. Yesterday and Today (2009), su opus 2, expande el campo instrumental y rítmico sin perder la compostura, como para soltar sentencias del tipo de “Yo tengo la luna, tú tienes Internet”, que da título al primer corte, buscando desde ese momento la complicidad hipnótica con el escucha. En tonos de enigmática pausa, siguió abriendo panoramas de aparente placidez con Looping State of Mind (2011).
Desde Madrid, Delorean nos traslada a las fiestas de relajada sofisticación con Subiza (2010), álbum enclavado en el Glo-Fi con harta presencia de teclados y voces como pasadas por filtros múltiples sostenidos por una rítmica que exige seguimiento. En un tono más convencional continuaron con Apar (2013), álbum que transita entre un pop de delicada transparencia y digitalismo de discreción liberada.
Por su parte, The Brandt Brauer Frick Ensemble, trío alemán con gusto por la experimentación que pone énfasis en el proceso más que en el resultado, debutó con You Make Me Real (2010) y continuó con Mr. Machine (2011), dándole acústica a las secuencias que parecen avanzar por un laberinto sin salida, entre rítmica miniatura y un piano que insiste en señalar el camino, sin importar que sea el correcto.
Y desde San Francisco, Matmos llega con una trayectoria respetable no solo por los años, sino por las producciones que ha dejado en la memoria del tecno, tanto en su vertiente experimental como ambiental. Integrado por Drew Daniel y Martin C. Schmidt, el grupo debutó con Matmos (1997), álbum que inició el recorrido por rítmicas que van de la consola a la laptop, como se desliza en Quasi-Objects (1998) y en The West (1999).
El nuevo milenio fue recibido con Full on Night (2000), que preparó A Chance tu Cut is a Chance to Cure (2001), su primera obra mayúscula, a la que le siguió Civil War (2003), manteniendo el listón en todo lo alto. Después de Rat Relocation Program (2004), apareció el sólido The Rose Has Teeth in the Mouth of a Beast (2006), otra de sus crestas creativas al compas de los bytes. Con Supreme Ballon (2008), Jefferson Friedman: Quartets (2011) y The Marriage of True Minds (2013), se han consolidado como uno de los actos centrales de la electrónica norteamericana, con sinuosidades, ofensivas directas y sorpresas que van más allá del copy & paste.
LONDON CALLING
Por su parte, Raime es un dúo londinense integrado por Joe Armstrong y Tom Halstead que integra subculturas varias con un enfoque subterráneo al que no llega la luz, como se advierte en sus EP’s If Anywhere Was Here He Would Know Where We Are, The Raime (2010) y Henail (2011); con su primer largo, Quarter Turns Over a Living Line (2012), nos colocan en una lenta caída por un vacío oscuro, como pareciera mostrar su portada: firme rítmica aderezada por sonidos que por más lejanos que parezcan, acechan de manera amenazante
A Mount Kimbie, el dueto londinense integrado por Dominic Maker y Kai Campos, se le asigna como responsable de darle forma al llamado postdubstep: en efecto, a través de una serie de EP´s que prepararon el camino a Crooks & Lovers (2010) y a Cold Spring Fault Less You (2013), desplegaron elusiva capacidad para entretejer texturas que van de cierta melancolía a una sensación de reparadora ausencia, con teclados que operan como fondo y forma brindando la sensación de atmósfera primaveral, fría, pero al fin enclavada en la estación floreciente.
El inglés James Holden tomará por asalto el escenario para ponernos a bailar con su agudo sentido para las mezclas anímicas. Debutó con Fear of a Silver Planet (2001) y continuó con Balance, Vol.5 (2004), pero fue a partir de The Idiots Are Winning (2006) que logró llevar sus pinchazos más allá del club de la esquina, ruta fortalecida por At the Controls (06) y DJ-Kicks (2010). Ahora viene con The Inheritors (2013), obra que parece confirmar el deseo de seguir manteniendo la fiesta en estado de gracia.
Bajo el nombre de Actress, el productor inglés Darren Cuningham presentó Hazyville (2008), como para abrir boca en los territorios cercanos al house, y Splazsh (2010), para confirmar su talento en la edición de sonidos en apariencia incompatibles; con R.I.P (2012) consiguió moldear las secuencias para construir intensas abstracciones de las que uno no puede quedar ajeno, con un fondo rítmico que funciona para mantenerse alerta en las atmósferas a las que uno es llevado sin remedio.
IMÁGENES DESDE EL ESPACIO EXTERIOR
Amon Tobin es un músico y DJ originario de Rio de Janeiro que anda deconstruyendo sonidos desde mediados de los años noventa. Además de su intrigante discografía de LP´s, ha publicado varios EP´s, colaborado con otros artistas, compartido discos en vivo gratuitamente, realizado la música para la película húngara Taxidermia (Pálfi, 2006) y para el videojuego de Tom Clancy en su versión del 2005. Su música resulta ideal para acompañar filmes tan disímbolos como La estafa maestra (Gray, 2003), Made in America (Peralta, 2008), 21 (Luketic, 2008), Pina (Wenders, 2011) y El lugar donde todo termina (Cianfrance, 2012), por mencionar algunas de ellas.
Con un particular gusto por el jazz y blues, géneros que empezó a utilizar como base para sus intrincados sampleos y juegos informáticos que entreveran beats de medios tiempos con pasajes acelerados adornados con campanillas y retorcimientos, grabó Adventures in Foam (1996) bajo el nombre de Cujo. Ya con el nombre que lo conocemos y separándose un poco de sus inicios, grabó el ecléctico Bricolage (1997), internándose en una selva de indefinida geografía cuyo trayecto continuó con Permutation (1998) en el que igual cabía el Trip-Hop que el Drum’n’bass.
El cambio de milenio lo llevó a entregar su obra mayor: Supermodified (2000), en donde despliega estructuras más melódicas junto a otras de aparente caos intervenido artificial y maliciosamente; le siguió Out From Out Where (2002), sin perder un ápice de creatividad por lo visto no agotada en la anterior entrega. Tras un álbum en vivo, grabó Chaos Theory: Splinter Cell 3 (2005), que acompañó al videojuego correspondiente, The Folley Room (2007), en el que ya incorporó sonidos generados por propia mano e ISAM (2011), continuando con la manipulación de secuencias y flexibilización de frecuencias.
Ahora viene a presentar su absorbente espectáculo visual ISAM 2.0, como para invitarnos con todo y traje de astronauta por los confines de imágenes nebulosas, partidas por cascadas luminosas que de pronto desaparecen sin dejar rastro alguno, solo para reiniciar desde la oscuridad más prometedora, al calor de una bossa nova transfigurada y disfrazada de trip-hop selvático.
Mientras tanto, el australiano Robin Fox centra su propuesta en el sonido de la luz, creando espectáculos audiovisuales que nos transportan a alguna región sideral en la que las ondas auditivas parecen convertirse en mensajes lumínicos listos para ser codificados: el láser se desdobla para conectarse con hipnóticas intervenciones sonoras que se dejan escuchar en discos como I See Stars (2001), Substation (2007), A Handful of Automation (2010), en el que uno se siente dialogando con Hal 9000 en absoluto plan heurístico, y Connected (2012), su brillante colaboración con el maestro Oren Ambarchi que se destinó a musicalizar el performance de la compañía dancística Chunky Move.
MENSAJES DE LA CALLE DE ENFRENTE
DJ Rashad es un músico de Chicago con el sello de origen: enclavado, aunque distinguiéndose del montón, en la estética del Juke con todo y su house acelerado, y del Footwork, su complemento bailable casi tribal que evoluciona el break, encarna precozmente una larga tradición musical de una de las ciudades más innovadoras para la creación de sonidos urbanos, como se puede apreciar en Bangs & Works Vol. 1 y 2 (2010/2011), buenas recopilaciones para adentrarse en estos círculos de baile frenético y revoluciones aceleradas sobre el asfalto.
Sus incisivas composiciones que no temen a la reiteración para que el mensaje quede claro, se fueron acuñando en la serie Juxe Trax Online Vol. 3 / Vol. 4 / Vol. 5 / Vol. 13 (2006-2007), que precedió a los álbumes Get It Shorty (2007) y Juke It From Behind (2007), cual cajas de ritmos llenas de intensidad. Con Something 2 Dance 2 (2008), el reconocimiento fue creciendo más allá de los cerrados guetos aunque sin abandonar el alma de éstos, como se advierte en 4 The Ghetto (2010), grabado junto a DJ Spinn. La saturación de beats por minuto en un proceso casi minimalista, continuó en obras como Just a Taste (2011) y EKLIFE Vol. 1 – Welcome to the Chi (2012), en las que los pies trabajan al ritmo de la conciencia identitaria.
En contraste, Barnt (Daniel Ansorge) es un DJ alemán habitante de Colonia que estudiaba un doctorado en biología, pero que fue atrapado por la necesidad de expresarse a través de sonidos y que ahora cuenta con un sello discográfico alejado de las grandes transnacionales. De acuerdo con una entrevista para el diario El País (04/06/13), declara que sus influencias van de Bach a Wolfgang Voigt y Rebolledo; gusta de combinar teclados analógicos y digitales, así como proponer texturas más cercanas al trance, como se puede advertir en los cuestionadores EP´s What Is a Number, That a Man May Know It? (2010), Is This What They Were Born For? (2012) y Ariola (2013), que terminan resultando de una inquietante elegancia.
BAILANDO EN EL SUBSUELO
Se presenta también Kode9 (Steve Goodman), personaje clave del dubstep que además es plurifuncional: productor, DJ, dueño de una disquera y lo que se ofrezca. En efecto, el originario de Glasgow grabó una especie de homenaje a Prince en Sine of the Dube (2004), junto a la vocalista conocida como Space Ape (Daddi Gee), con quien estableció una fructífera complicidad que se expresa en álbumes como Memories of the Future (2006) y Black Sun (2011), transitando por el tiempo y el espacio entre voraces capas de teclados fundidas con vocales de irresistible nubosidad.
En este ambiente se mueve Ikonika (Sara Abdel-Hamid), una DJ y productora que ha grabado en el sello de Kode9, al igual que actos tan fascinantes como misteriosos como Burial. Debutó con Contact, Love, Want, Have (2010) y muy pronto los clubes retomaron sus acordes, entre ataques melódicos de agradecible cercanía y estructuras más iconoclastas acaso derivadas de su nombre, más pulidas en Aerotropolis (2013) llamado a ser uno de los discos electrónicos del año, por su potencial para movernos de nuestro cómodo asiento sin que pongamos demasiada resistencia.