Archive for noviembre 2009

SECTOR 9: ANALOGÍA SEGREGATIVA

28 noviembre 2009

Los procesos migratorios y los consecuentes acomodos sociales con la llegada de grupos raciales y sociales distintos están siendo uno de los factores definitorios del siglo XXI; de la capacidad que tengamos como especie para aprender a convivir en circunstancias nuevas, problemáticas las más de las veces, depende en buena medida nuestro futuro. Cuando la tolerancia deje de ser una palabra hueca y las diferencias nos reconcilien con la maravilla de la diversidad, habremos dado un decisivo paso hacia la consolidación de la humanidad como concepto rector de nuestro diario peregrinar.
Escrita junto a Terri Tatchell y dirigida por el debutante sudafricano Neill Blomkamp, bien arropado por Peter Jackson quien pareciera verse en el espejo hace veinticinco años, Sector 9 (District 9, Nueva Zelanda-EU, 09) se despliega como un filme configurado a partir de un cruce de géneros: del falso documental, en forma de seguimiento televisivo con su característico sello amarillista, al cine político para entroncar con la propuesta de acción con todo y héroe caído pero nunca derrotado, con la flor del romanticismo en mano hasta el final.
Una nave espacial se ha posado en el cielo terrestre como una ciudad flotante muerta. Al entrar a ella, los humanos descubren a una serie de criaturas parecidas a crustáceos humanoides que pronto son ubicados en una colonia hasta que, veinte años después y tras las protestas sociales, se instrumenta un plan para reubicarlos aún más lejos. El responsable, un burócrata de buenas intenciones felizmente casado (Sharito Copley) y cuyo siniestro suegro es el jefe, se convertirá en el protagonista de una aventura que, como dice uno de los entrevistados, nadie vio venir.
El tono satírico se desprende desde el inicio, cuando se aclara que ahora los extraterrestres no llegaron a ninguna ciudad de Estados Unidos a diferencia de lo que siempre ocurre en este tipo de películas. Y ahí está, claramente, la analogía: no es casualidad que la película se desarrolle en Johannesburgo y que varios de los testimonios iniciales en contra de los langostinos –nombre despectivo que se les daba a los extraterrestres- provengan de gente de raza negra. Letreros discriminatorios y menosprecios continuos: un buen caldo para la violencia.
La lógica de las armas que aún permea las relaciones internacionales se refleja de manera precisa, así como el papel que juegan potencias mundiales y organismos multilaterales frente a conflictos en apariencia caseros. Un gobierno cuyo límite es la presión de afuera –pura imagen- pero que no se detiene para experimentar de manera clandestina o hacer lo que sea necesario para perpetuar su control, confiando más en su brazo militar que en el político, ciertamente convertido en peligrosa tenaza, literalmente.
Dentro del mencionado Distrito, la organización social está bien establecida, con las acostumbradas injusticias del caso: un grupo de mercenarios lidereados por un loco en busca de poder inconmensurable vía brujería, controla a la población, en este caso los langostinos, por medio del abasto de comida para gato, una especie de droga para los llegados del espacio veinte años atrás. Las fuerzas externas dejan que el estatus quo se mantenga, siempre y cuando no den problemas más allá del campo de refugio.
Pero lo que menos se puede tolerar es el mestizaje: ante quien parece totalmente diferente, qué importa exterminarlo, no hay culpa alguna en las mentes obtusas; pero quien tiene una parte de tu propia especie, puede generar sentimientos encontrados: es un traidor, una nueva posibilidad de convivencia o, por supuesto, el arma que todos estaban esperando, al más puro estilo Iron Man (Favreau, 08) sin contar con un paternal e inteligente Enemigo mío (Petersen, 85) que podría salir al quite para evitar un Infierno en el Pacífico (Boorman, 68) justo en Tierra de nadie (Tanovic, 01).
Cámara inquieta e inquietante que aprovecha la propia estructura narrativa para combinar tomas panorámicas con intromisiones a las vísceras de la colonia, sin escatimar en la presentación de fluidos de todo tipo, carnes destazadas y cuerpos que estallan con estética de videojuego y hasta del cine de serie B, le da frenética forma a este futurista aviso de cómo se pueden presentar las condiciones en los países desarrollados.
Letreros cual reportaje de pandemia van acompañando las secuencias editadas en forma enérgica, cambiando el punto de vista y la perspectiva de quién cuenta y qué se cuenta para, como suele suceder, ocultar la verdad en beneficio de la población, no vaya ser que no pueda con ella.

LOS FANTASMAS DE SCROOGE: DIGITALISMO SOBRENATURAL

16 noviembre 2009

Si uno no es capaz de ver más allá de su nariz, por más prominente que ésta sea, ahí están los fantasmas para abrirnos los ojos: un pasado que se ha olvidado y que, después de todo, era prometedor con todo y la mujer de sus sueños; un presente que se ignora por completo y con el que se está en perpetua guerra, y un futuro que, en consecuencia, aparece aterrador.
Del maniqueo, si se quiere, pero sin duda seminal escrito de Charles Dickens, han llovido versiones que lo han adaptado de manera directa o utilizan su fórmula para referirla a otras realidades, como el caso reciente de la fallida Los fantasmas de mi Ex (Waters, 09). La transformación personal puede, en efecto, darse de dos formas: a partir de una experiencia de fuerte impacto que implica una completa ruptura o, las más de las veces, a través de un largo proceso de auto convencimiento basado en la humildad y la capacidad para poner en marcha el cambio.
Basada con fidelidad en A Christmas Carol y dirigida por Robert Zemeckis, aún atrapado en un digitalismo obsesivo (Expreso Polar, 04; Beowulf, 07), Los fantasmas de Scrooge (EU, 09) es un clásico ejemplo de cómo la forma le ganó al fondo: llega un momento en el que uno está tan embebido en la apuesta visual que lo que suceda con el viejo misógino y personajes que lo rodean, pasa a un segundo término. Las emociones generadas están más cerca del susto que de la reconversión de un tipo que parecía irse a la tumba despreciando a todos.
La animación funciona mucho mejor en las escenografías y en los vuelcos sobrenaturales que en el trazo de los personajes, a quienes se les resta cierta gestualidad. Impresionante el inicio con esa cámara recorriendo la ciudad y contrastando la felicidad navideña con la amargura del personaje central retirando las monedas del cadáver de su socio; después, con una eficaz elipsis, nos vamos siete años después, en la misma época del año, justo cuando la dura lección va a comenzar.
Aquí es donde empieza el efectismo: las imágenes de los fantasmas y las tormentas que provocan no tienen desperdicio. Los niños pequeños y no tanto –uno también da sus saltos en el asiento- seguramente se impresionarán con estas secuencias, particularmente con el fantasma del susodicho socio y del que corresponde al futuro, en forma de sombra acechante y omnipresente que no le da respiro al maltrecho avaro, ya a estas alturas del curso intensivo acerca de cómo transformarse en una noche, bastante ablandado.
Con la presencia –es un decir- de Jim Carrey, Gary Oldman, Colin Firth, Robin Wright Penn, Bob Hoskins, Fay Masterson y Fionnula Flanagan, entre otros, la cuota vocal estaba asegurada: se trata de un elenco con la capacidad suficiente para encarnar –es otro decir- a los famosos personajes de la novela; el doblaje en español también cumple con las exigencias dramáticas de la historia. No obstante, la actuación, dado el formato, se limita a la vocalización aunque reconozcamos algunos de estos rostros.
La banda sonora, aprovechando también las más recientes innovaciones en el campo, redondea esta experiencia sensorial –sobre todo en 3D- tanto con los efectos como con la música de Alan Silvestri, que sin duda hubiera sido más completa si los personajes y desarrollo argumental fueran desarrollados con más alma y en forma más cercana con el espectador, sin descuidar el contexto en el que se desarrolla el relato, apenas esbozado en el prometedor arranque.

NUEVE: ALMA COLECTIVA

10 noviembre 2009

La animación y la ciencia ficción han tenido una larga y muy fructífera relación: las posibilidades estéticas y creativas de la primera se prestan muy bien para recrear mundos futuros y realidades paralelas propias de la segunda. Usualmente con miradas pesimistas de alcance apocalíptico, las películas se desarrollan a partir de las consecuencias que los actos humanos han representado para la propia especie, colocándola en una posición de extrema precariedad.
Como se plantea en el estupendo libro Animation Art editado por Jerry Beck (Flame Tree Publishing, 2004), una productiva asociación entre japoneses y norteamericanos, tanto desde el punto de vista comercial como artístico, ha dado lugar a obras de indudable atractivo como las series de Animatrix o Fantasía Final; además del cine, el campo de los videojuegos ha tenido un desarrollo importante en este ámbito temático de los futuros distópicos.
nueve 2Centrado en estos terrenos y aprovechando los recursos digitales para construir una detallada animación sobre todo en escenarios y artefactos, el director Shane Acker, cobijado por los productores Tim Burton y el ruso Timur Bekmambetov (díptico Guardianes de la noche / Guardianes del día, 04-06), presenta la cienciaficcional animada Nueve (EU, 09), largometraje cuyo origen fue un corto y en el que se advierte cierta pretensión metafísica que busca trascender la base del relato –humanos vs. máquinas, creador vs. criaturas- ya vista en sagas populares como Matrix o Terminator.
Entre la consabida guerra librada por máquinas desalmadas y seres humanos ambiciosos con dejos de iconografía nazi, unos pequeños seres hechos a mano con tela y metal, nombrados a partir de un número y con mirada expresiva a lo Wall-E (Stanton, 08), subsisten de diferente forma: ocultos en una especie de fortaleza, investigando el terreno en ruinas o luchando contra la bestia, una siniestra criatura metálica de origen nebuloso.
La originalidad justo radica en la construcción de los personajes, acaso más que en su desarrollo argumental. 1 es un líder temeroso, dogmático y controlador (voz de Christopher Plummer); 2 es más investigativo y cuestionador; 3 y 4 representan la infancia y la memoria; 5 transita entre el temor y la búsqueda con sólo un ojo (John C. Reilly); 6 tiene muchas claves en su revuelta cabeza (Crispin Glover); 7 es el valor en versión femenina (Jennifer Connelly); 8 es la fuerza bruta y 9 es el recién llegado dispuesto a cambiarlo todo (Elijah Wood, ahora como Hobbit futurista).nueve 1
Además del notable y creativo trabajo de animación (quizá no con la perfección técnica de Pixar), que va de la presentación de escenografías sombrías y metálicas, aprovechando tonos verdosos y terregosos, al detalle de objetos y expresiones de los protagonistas, el vertiginoso armado de las secuencias de acción constituye un buen contrapeso a lo distante o frío que podría parecer la temática, señalada por algunos críticos como ajena o poco absorbente.
En mi caso no fue así, todo lo contrario. Por supuesto que es una cinta para niños –mucho más inteligentes de lo que luego suponemos- y para adultos –no tan inteligentes como luego nos creemos- gracias a esa equilibrada combinación de elementos narrativos y una poderosa puesta en escena.
Ideas como la del agua cual símbolo vital; el sentimiento colectivo que permanece tras el arrepentimiento; la búsqueda de la fuente y de los orígenes para entender presentes y plantarle cara al futuro y, desde luego, el sacrificio como vehículo para el engrandecimiento espiritual, van desprendiéndose entre batallas imposibles, búsquedas infructuosas y solidaridades nunca inútiles. Parece ser que por más ruinoso que sea el entorno, conviene volver al origen para empezar a buscar el lugar que nos corresponde: quizá ahí recuperemos un poco de la extraviada alma que nos define.

THE KILLERS: LO QUE PASA EN LAS VEGAS…

5 noviembre 2009

Cargan con todo el oropel de Las Vegas, la tierra de la que se pueden considerar representantes naturales; casi convertidos en gusto culposo y a sabiendas de que lo suyo no es ni buscar innovaciones ni entrar en honduras, han hecho del revival ochentero su modus vivendi al igual que otras bandas cercanas en estilo como Franz Ferdinand y The Rapture, y de The Strokes e Interpol, aunque estas dos en otro sentido.
Por supuesto que hay desfachatez expresada desde su nombre y su imagen: toques de maquillaje para convertirse en desarreglados héroes de videoclip, asumiendo la postura del rockstar del nuevo milenio, más tendiente al estilismo que a la agresión, típica de los hardrockeros de los ochenta. Más bien acá destacan los cuidadosos vestuarios y una pose que atraviesa del descaro a cierto dramatismo encubierto y premeditado.
Con aspiraciones disfrazadas de ser los nuevos U2 –aunque para eso está Coldplay- pero con tendencia bailable, The Killers es un cuarteto formado por Brandon Flowers (voz/teclados), con Morrissey como marcada influencia, David Keuning (guitarra), Mark Stoermer (bajo) y Ronnie Vannucci (batería). Los dos primeros se conocieron en Las Vegas y empezaron a trabajar con algunas ideas; pronto la otra mitad se sumó a los esfuerzos creativos para completar el cuadro.
Tras haberse integrado en el 2002, salieron a la luz con el sorprendente Hot Fuss (04), obra de emociones inmediatas y de contagiante dinamismo: Mr. Brightside pudo haber sido parte del soundtrack de Trainspotting, mientras que Smile Like You Mean It, Somebody Told Me y All These Things That I’ve Done se convirtieron en banderas ondeadas en muchas estaciones alrededor del mundo. Mucha fama demasiado pronto no es buena combinación.killers
Con la declarada influencia del jefe Springsteen se lanzaron a su opus 2. El resultado fue el irregular Sam´s Town (06), álbum con destellos de talento pero también de búsquedas infructuosas: el referente parecía haberles quedado grande y la misión demasiado ambiciosa para este momento de su trayectoria. Como apuntó Rob Sheffield, uno de los editores de la Rolling Stone, quisieron hacer un gran discurso pero no tenían nada que decir (septiembre, 2006).
Con todo, el enjambre de fans lejos de disminuir se fue incrementando, en parte gracias a una gira que fue brincando de pueblo en pueblo, no sólo el de Sam, para dejar constancia de que en vivo eran capaces de mover esqueletos y afectos. Por no dejar, produjeron Sawdust (07), conformado por lados B, rarezas, remezclas y una digna versión de Romeo & Juliet, clásico de Dire Straits.
Dándose cuenta que lo suyo no era andar buscando el Estados Unidos profundo, regresaron a los terrenos que mejor dominan con Day & Age (08), lleno de canciones cubiertas de atrayente relumbrón y de innegable capacidad melódica, con efectivos crescendos y exaltaciones efímeras si se quiere, pero exaltaciones al fin, como las que uno puede vivir en esa ciudad donde la oscuridad nunca encuentra su sitio. Con Human y Spaceman como punta de lanza, no queda más que olvidarse de la trascendencia y ponerse a dar de brincos.
Lo que sucede con los Killers se queda con los Killers, diría la obligada consigna. Una buena oportunidad para ver cómo traen la puntería estos matadores se presenta en su recorrido mexicano: jueves 5 en Zapopan; sábado 7 y domingo 8 en el D.F.