Posts Tagged ‘Literatura’

EXPECTATIVAS Y SUSCEPTIBILIDADES FAMILIARES

21 noviembre 2023

Un par de comedias con salpicados momentos dramáticos se centran en las relaciones de pareja y entre padres e hijos, intervenidas por lo que se espera de los demás, lo que se dice al respecto y lo que se oculta, a veces con buenas intenciones, mientras se buscan caminos para la creación ya sea musical o literaria: los conflictos inherentes se abordan con más o menos dificultad, si bien en el sustrato se mantiene un amor que se manifiesta en los momentos más complicados, mientras fluye la pluma o se escuchan los acordes.

La neoyorkina Nicole Holofcener (Amigos con dinero, 2006; Encuentros en Nueva York, 2010; I Hate That I Love You, 2011; Sobran las palabras, 2013; guiones de ¿Podrás perdonarme algún día?, 2018, y El último duelo, 2021) dirige con soltura You Hurt My Feelings (EU, 2023), en la que se aproxima a una acomodada pareja en la mediana edad formada por una escritora con un one hit wonder en su haber -su autobiografía- (Julia Louis-Dreyfus, natural) y un psicólogo cuya práctica terapéutica parece que no está dando los resultados esperados (Tobias Menzies, paciente). Conviven con su hijo (Owen Teague), aspirante a escritor que trabaja en una tienda de venta legal de mariguana, y con su hermana (Michaela Watkins), decoradora de interiores, cuyo esposo atraviesa un momento complicado en su carrera actoral (Arian Moayed).

Ella está intentando colocar su nuevo libro, que no promete gran cosa, mientras da algún disperso taller de escritura, visita a su madre de sinceridad rotunda (Jeannie Berlin, en la justa necedad) y reparte ropa de forma caritativa con hermana; él se cuestiona sobre su envejecimiento y si sus estrategias están funcionando con sus pacientes, entre quienes están una pareja insoportable (Amber Tamblyn y David Cross, cobrones) y un treintón que reniega de las sesiones con comentarios entre dientes (Zach Cherry). Son tiempos de cuestionamientos y valoraciones sobre los logros profesionales, la forma de educar al hijo y al respecto de la propia relación matrimonial: todo de golpe. 

De Walking and Talking (1996) a La tierra de las buenas costumbres (2018), la también directora televisiva plantea los puntos de vista y las tensiones de sus personajes con un toque de humor y la suficiente profundidad como para reflejarse en ellos: expresar agrados, acuerdos y comentarios positivos sobre las actividades de la pareja, al tiempo de callarse ciertos disgustos para no herir susceptibilidades: el repetitivo regalo siempre es bienvenido, sobre todo cuando todo se comparte, incluyendo el helado. En un matrimonio, en la terapia y en la vida en general, ¿hasta dónde debe llegar la prudencia para ceder paso a la sinceridad? Probablemente nunca lo sabremos, pero lo que sí sabemos, es que en estos menesteres se suele caminar por la cuerda floja.

Por su parte, John Carney continúa su mirada amable y sincera sobre cantautores en ciernes o en

proceso de recuperar la forma (Once, 2007; Empezar otra vez, 2013; Sing Street: éste es tu momento, 2015) y presenta Flora e hijo (Irlanda-EU, 2023), en la que una joven madre soltera (Eve Hewson, aventada) lidia con su retoño adolescente metido en constantes problemas (Orén Kinian, canalizando la agresión), mientras su ex y padre del susodicho (Jack Reynor), ya con otra pareja, trata de seguir con su carrera: este trío roto irá encontrando el punto de encuentro justamente en la música, aprovechando el talento natural del joven, la experiencia del papá y el arrojo de la mamá, animada a tomar clases de guitarra a distancia con un maestro estadounidense (Joseph Gordon-Levitt, también haciéndole a la cantada).

Con sencillez y sensibilidad, la cinta va avanzando por los barrios de trabajadores en Dublín, atravesando dificultades y acomodos de las relaciones familiares: quizá desde la basura se pueda partir para encontrar la guitarra detonadora y de ahí construir las posibilidades de congeniar, sobre todo impulsadas por la joven madre que del trabajo doméstico se lanza, apoyada por una amiga, al aprendizaje musical y a enfrentar las broncas con el hijo, su exnovio, la policía y con quien sea necesario con tal de no rendirse: suena el soundtrack, en tanto, con un poco de pop, hip-hop y apuntes electrónicos cortesía de Gary Clark y el propio director.

LIBROS 2016

8 enero 2017

Cerramos los recuentos del año que recién terminó con un brevísimo recorrido por algunas de las obras que nos dejó la literatura en el 2016, considerando las publicaciones que aparecieron en español durante el año que acaba de terminar. Por supuesto, se trata de apenas un esbozo de lo que uno alcanza a leer, en el entendido que el universo libresco es cada vez más inabarcable y dado el tiempo que toma la lectura y las maravillosas distracciones que ofrecen otros ámbitos, nada fácil resulta decidir y optar.

REALIDADES FICCIONADAS

En El ruido del tiempo (Anagrama), Julian Barnes retoma y novela con su acostumbrada sutileza la conflictiva relación del genial Dimitri Shostakóvich con el poder del estado soviético, en particular con Stalin: una reflexión profunda sobre los vínculos del totalitarismo con la expresión artística; también con base en una premisa real, Claudio Magris expandió su mensaje pacifista en No ha lugar a proceder (2015; Anagrama, 2016), contando la historia troncal de la instalación de un museo de la guerra para provocar un pensamiento antibelicista, reforzado por diversas historias alrededor.

Fernando Aramburu establece con claridad la forma en la que el terrorismo y los fanatismos, políticos y étnicos en este caso, se entrometen en lo más íntimo de una comunidad: Patria (Tusquets, 2016) centra su atención, a través de una prosa incisiva y sin concesiones, en el vínculo intervenido de dos mujeres inmersas en el asesinato del marido de una y la sospecha sobre el hijo de la otra. En tanto, La noche de la Usina (Alfaguara, 2016) de Eduardo Sacheri, de quien han resultado muy disfrutables sus historias sobre fútbol, publicó La noche de la Usina en el contexto del corralito en Argentina, donde un grupo de personajes bien delineados planean hacer justicia por propia mano, tentación cada vez más fuerte ante el estado de las cosas.

Manual para mujeres de la limpieza (2015; Alfaguara, 2016) integra un conjunto de relatos escritos, desde la vivencia propia como madre alcohólica y multichambas, por la estadounidense Lucia Berlin, fallecida en el 2004 y quien fue una hábil alquimista para mezclar sensaciones que van de la dureza a la inevitable complicidad, aunque nunca conmiseración. Jugando con los géneros y también escrito a lo largo de varios años, nuestra gran escritora Margo Glantz retrató la cotidianidad, insertando diversos apuntes temáticos y referencias del mundo del arte con una naturalidad sorprendente: Por breve herida (Sexto piso, 2016) nos lleva del consultorio del dentista a la experiencia estética en un instante.

PRIMERAS NOVELAS

La estadounidense Emma Cline debuta con Las chicas (Anagrama, 2016), logrado relato de inusual madurez para una primera novela, acerca de la siniestra secta liderada por Charles Manson pero desde una femenina perspectiva adolescente, entre la enajenación y la inocencia. Otra gratísima recién llegada es la chilena Paulina Flores, quien entregó como carta de presentación Qué vergüenza (Seix Barral, 2016), novenario de relatos en los que igual desfilan adultos despojados de proyectos vitales que niños y jóvenes en procesos de descubrimiento, todos en contextos no del todo favorecedores.

Escrita a flor de piel con la enjundia característica de la primera novela, Atticus Lish presentó Preparación para la próxima vida (2014; Sexto piso, 2016), en donde una inmigrante china musulmana y un excombatiente de Irak intentan sobrevivir a las durísimas condiciones del entorno, no solo ajeno sino inhóspito, y a los propios demonios a punto de estallar en las manos. Una revelación y todo un bienvenido desasosiego resulta leer Yakarta (Sexto piso, 2016) de Rodrigo Márquez Tizano, su primera incursión en el género que busca romper moldes en el protagonismo y en la idea del relato mismo: la invitación es a entrar a un laberinto lingüístico de salidas y entradas cautivantes.

SOBRE SÍ MISMOS

Fallecido apenas, el gran Ricardo Pligia, uno de los pilares de la literatura latinoamericana, publicó su segunda entrega de los recuentos de su vida, en los que paulatinamente uno va involucrando como si de un amigo cercano se tratara: Los diarios de Emilio Renzi. Años felices (Anagrama, 2016) es tan cercana y está tan fluidamente escrita que da la sensación de ocurrir en la propia vida o en la del hermano del alma que acompañó la adolescencia, con todo y el contexto del golpe de estado en Argentina y los cambios en las lógicas culturales e intelectuales de aquella época.

En esta misma tesitura, el noruego Karl Ove Knausgård continuó con su serie autobiográfica en Bailando en la oscuridad. Mi lucha: 4 (2010; Anagrama, 2016), sin perder el sentido novelístico y esa vena tan intensa como cercana: aquí ya cumplió los 18 y, como a muchos nos sucedió, anda en penumbras pero eso sí, con mucha intensidad para entrar a ese extraño mundo llamado adultez. John Le Carré, el especialista en espionaje, entregó Volar en círculos. Historias de mi vida (Planeta, 2016) en el que combina con soltura perspectivas y anécdotas políticas, literarias y personales.

FUTUROS A LA VUELTA

Proponiendo mundos posibles más allá de lo conocido pero donde las preocupaciones básicas de la humanidad siguen siendo las que dieron origen a nuestras formas de convivencia, el gran maestro estadounidense Don DeLillo indaga acerca de la muerte y sus efectos en Cero K (Seix Barral, 2016), desarrollada a partir de la mirada de los vínculos familiares en un futuro donde la criogenización es práctica esperanzadora; Michel Faber presentó El libro de las cosas nunca vistas (2014; Anagrama, 2016), imaginativo relato en el que un pastor tiene que viajar a un lugar llamado Oasis, mientras que su salvadora esposa se queda en un cada vez más decadente planeta Tierra.

Howard Jacobson disecciona con doloroso humor y realismo punzante a la sociedad contemporánea en J (2014; Sexto piso, 2016), a través de la alegoría de una relación afectiva en un mundo distópico y controlado, donde se tiende a la homogenización tal como sucedía en la lógica orwelliana; en tanto, Niccolò Ammanti recreó un mundo sin adultos en Anna (2015; Anagrama, 2016), en la que la puberta del título debe cuidar a su hermano pequeño y sobrevivir lo más posible para llegar a un lugar incierto: entre aventuras cargadas de adrenalina, miradas al mundo adolescente e infantil y anotaciones sociales, estamos ante una fluida narración de crecimiento a contracorriente.

REMEMORACIONES

Mathias Enard ganó el premio Goncourt con Brújula (Random House), como para no perderse en tierras lejanas y en los vericuetos del amor, sobre todo cuando se rememoran pasajes y vivencias atravesadas por las relaciones siempre intrincadas entre oriente y occidente, en tanto Anthony Doerr hizo lo propio obteniendo el Pulitzer por La luz que no puedes ver (2014; Suma, 2016), obra estructurada a partir de capítulos breves en los que se va desarrollando, con auténtica emotividad, la historia de una joven francesa que pierde la vista siendo niña y un huérfano vuelto soldado alemán que terminan por encontrarse en el contexto de la invasión y liberación de París.

Con la sutileza y ambigüedad reconocida, Patrick Modiano entregó Tres desconocidas (Anagrama, 2016), acerca de jóvenes solitarias en tránsito a la adultez y en plena búsqueda de identidad; Rachel Cusk propuso en A contraluz (2014; Libros del Asteroide, 2016) un mosaico de historias, anécdotas y sentimientos que diferentes personas le van contando a la narradora, una escritora inglesa de visita en Grecia para dar unos cursos y que a partir de la escucha va reflexionando en torno a su propia vida. Por su parte, Cristina Rivera Garza se inmiscuyó en la vida de Juan Rulfo para volver a mirar, desde una combinación de estructuras narrativas y de lenguas (cierra con un capítulo en Mixe), al hombre y su contexto; el título es preciso: Había mucha neblina o humo o no sé qué (Random House, 2016).

En su ardua labor para darle voz a las víctimas de la guerra, Svetlana Alexiévich entregó Últimos testigos. Los niños de la segunda guerra mundial (Debate, 2016), volumen integrado por entrevistas a algunos sobrevivientes de la región bielorrusa durante los años ochenta: el tema central del cual se plantean enriquecedoras es el de la infancia invadida por el conflicto bélico. En Mujer bajando una escalera (2014; Anagrama, 2016), Bernard Schlink construye un relato sobre el poder del arte, las oportunidades extraviadas para el amor y los recuerdos alrededor de las pasiones experimentadas; como en el evocativo cuadro que da título a la historia, el autor alemán pasea su pincel por las páginas llenándolas de sutiles formas y colores que terminan por calar hondo.

CUENTOS Y VERDADES

Neil Gaiman propuso también una colección de cuentos y poemas en Material Sensible (2015; Salamandra, 2016), como para internarse, justamente, por seres y mundos que están más allá de nuestra posibilidad tangible. Extrayendo de situaciones cotidianas sutiles giros sobre la soledad y la búsqueda de entendimiento con cierto sentido paradójico, Fabio Morábito compartió Madres y perros (Sexto piso, 2016), integrado por relatos que ocurren a la vuelta de la esquina, de la propia esquina. Sara Mesa llenó sus historias organizadas en el volumen Mala letra (Anagrama, 2016) con personajes en estado de ruptura, cual respuesta a cuando se fuerza a hacer las cosas así porque sí, como escribir con un trazo determinado.

Martin Kohan se sumerge con pluma segura sin didactismos excesivos en el oscuro mundo de la pornografía infantil, a través de Fuera de lugar (Anagrama, 2016), planteando cómo se cancela la conciencia moral sin que aparezca algún tipo de cuestionamiento sobre esta criminal actividad. En clave de literatura juvenil pero con un inteligente enfoque realista, Antonio Ortuño nos puso a recordar adolescencias idas en El rastro (FCE, 2016), navegando con timón firme entre la aventura detectivesca, la crítica social y el humor negro como salida al desesperante contexto de impunidad.

DESPEDIDAS Y POESÍAS

Ya no están pero aquí siguen. Henning Mankell se despidió con Botas de lluvia secas (2015; Tusquets, 2016), en la que recupera a Fredrick Welin, personaje de Zapatos italianos, para plantear las dificultades de la vejez y las últimas posibilidades de acercarse a la felicidad. Roberto Bolaño se fue pero no nos dejó solos. El espíritu de la ciencia ficción (Alfaguara, 2016), su cuarta novela póstuma, se ubica en la Ciudad de México de los años setenta con un par de escritores buscando, entre sueños y realidades, sobrevivir como tales. El gran escritor español Rafael Chirbes nos entregó París-Austerlitz (Anagrama, 2016), sentida descripción de una relación homosexual y el estimado Ignacio Padilla heredó Cervantes y compañía (Tusquets, 2016), uno de sus temas centrales.

El poeta español Antonio Gamoneda publicó La prisión transparente (Vaso roto, 2016), integrando tres poemarios y enfatizando ese tránsito de tradición a modernidad que ha caracterizado su obra, alrededor del dolor y la muerte. En tanto, Poesía completa (1980-2015) (Visor, 2016) de Manuel Vilas, da cuenta de la evolución del corpus escritural del también novelista en dos partes distinguibles, separadas por el cambio de siglo. En edición bilingüe, se publicó Solo ida. Poesía completa, gran oportunidad para sumergirse en los versos acuosos del imprescindible autor italiano Erri De Luca y Malva Flores presentó su poemario Galápagos (Era, 2016), como para descubrirnos en los misterios de las islas emocionales.

NOVELA NEGRA

Ganadora del premio RBA de novela negra, Perros salvajes (Even Dogs in the Wild, 2015; RBA, 2016) de Ian Rankin es la reciente aventura del inspector retirado John Rebus, aquí trabajando junto con Malcolm Fox para detener a una banda, en tanto el investigador Gamache, separado del cargo, se encuentra con un crimen en la biblioteca que frecuentaba; Louise Penny vuelve a colocar a su personajes en el hielo quebequense con su narrativa absorbente en Enterrad a los muertos (Salamandra, 2016). Los impunes (Random House, 2016) de Richard Price se centra, a partir de un tono directo y profundo a la vez, en la manera en que un caso no resuelto años atrás afecta a un grupo de policías en su mayoría ya retirados.

De Marlon James, Breve historia de siete asesinatos (2015; Malpaso, 2016) sigue y recrea la vida de los delincuentes, de los que poco se sabe, que asaltaron la casa de Bob Marley, hiriéndolo a él, a su mujer y al manager, cuando se preparaban par dar un concierto de pacificación en Kingston durante los setenta, época convulsa en la isla que le ha puesto ritmo al mundo. Tres días y una vida (Salamandra, 2016), obra punzante de Pierre Lemaitre no es detectivesca propiamente, pero sí aborda un crimen cometido por un niño que carga con la culpa a lo largo del tiempo.

 

LIBROS CENTENARIOS (1916) Y CINCUENTONES (1966)

15 diciembre 2016

Un brevísimo recorrido por algunos de los textos más representativos que vieron la luz en 1916 y 1966 cuya vigencia sigue intacta, tal como cuando fueron publicados.

1916

El dublinés W. B. Yeats (1865-1939) escribió un poema titulado Eastern, 1916, en honor de los irlandeses republicanos que se levantaron durante la pascua de aquel año contra el dominio inglés, ante la indiferencia generalizada. La rebelión fracasó y el poeta escribió estas líneas en los meses subsiguientes aunque se conocieron cinco años después. Por su parte, su célebre conciudadano James Joyce (1882-1941) presentó Retrato del artista adolescente, que se fue publicando a manera de serial en un revista: Stephan Dedalus, el protagonista, encarna pasajes y tintes autobiográficos del genial escritor. En esta tesitura de recuperar la propia vida, Rabindranath Tagore (1861-1941) escribió El hogar y el mundo y La cosecha, con un enfoque místico.

El forastero misterioso de Mark Twain (1835-1910) fue una novela publicada de manera póstuma en la que el autor de Florida hace una crítica a la religión como institución y a la hipocresía de la humanidad, a través del protagonista llamado, elocuentemente, Satanás. En esta línea, Henri Barbusse (1873-1935) entregó El fuego, con evidente enfoque antimilitarista que le llevó a ganar el premio Goncourt.

L. Frank Baum (1856-1919) continuó con la creación de su famoso mundo a través de Rinkitink en Oz, la décima entrega de la serie en la que el héroe del título, junto con algunos amigos, debe enfrentar los desafíos que los regos y coregos, gobernados respectivamente por un rey y una reina que compiten en maldad, imponen a los habitantes de Pingaree, isla perteneciente a la tierra de Oz. Por su parte, Edgar Rice Burroughs (1875-1950) extendió su famoso personaje en Las fieras de Tarzán, aparecida antes en una revista y en Tarzán y las joyas de Opar.

Uno de los libros centrales en el contexto de la revolución mexicana fue Los de abajo, escrito por Mariano Azuela (1873-1952) y cuya trama se inserta en el movimiento social de principios del siglo XX con el rebelde Demetrio como protagonista: de obligada lectura para profundizar en esta época de nuestro país. En el contexto de la Primera Guerra Mundial se desarrolla la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis del español Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928), en donde dos familias argentinas de origen común acaban en bandos opuestos.

Por no dejar, J. R. R. Tolkien (1892-1973) escribió dos poemas: Narquelion, con la particularidad de que lo hizo en lengua élfica, una de las que creó este imaginativo filólogo dentro del universo de El señor de los anillos, y Habbanan bajo las estrellas, conocido de manera posterior y en el que se describe esta región a donde eran llevados los hombres por el barco de la muerte. En tanto, Intervalos en la montaña, cortesía de Robert Frost (1874-1963), nos remitía a la realidad del ser humano atrapado en sus propias emociones.

CAMPOS DEL CONOCIMIENTO

Diversos campos del conocimiento se vieron favorecidos por trascendentes publicaciones: derivado de las famosas conferencias dictadas a finales de 1915, La teoría general de la relatividad de Albert Einstein (1879-1955), revolucionó la física y la forma de comprender el funcionamiento del mundo tangible; Educación y democracia de John Dewey (1859-1952) continúa siendo referencia vital para quienes se dedican a labores pedagógicas; Bertrand Russell (1872-1970), en tanto, propuso Principios de reconstrucción social, lleno de ideas más vigentes que nunca dados los eventos recientes en materia política.

También vio la luz el clásico Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure (1857-1913), aparecido de manera póstuma, que contribuyó en definitiva para constituir a este campo y entenderlo desde la perspectiva de los signos, en tanto sistema complejo; Catalogus Seminum et Sporarum de los nipones Ninzō Matsumura (1856-1928) y Takenoshin Nakai (1882-1952) representó un manual de gran utilidad para la botánica, ámbito que también se robusteció con A Census of New South Wales Plants de Joseph Henry Maiden (1859-1925) y Ernst Betche (1851-1913).

1966

POSMODERNOS, ABSURDOS Y SOÑADORES

En la obra Rosencrantz y Guildenstern están muertos de Tom Stoppard (1937), después hecha película, se rescata a un par de personajes secundarios de la obra de Shakespeare, recreando su existencia a través del teatro del absurdo. En La subasta del lote 49, el gran autor estadounidense Thomas Pynchon (1937) ya daba muestras de su ojo posmoderno para crear historias llenas de personajes y agrupaciones estrafalarias, a partir de la búsqueda de su protagonista Edipa Maas, recién enterada que es la albacea de una gran fortuna heredada por un examante.

Por su parte, André Breton (1896-1966) dio forma definitiva, después de una primera publicación en 1939, al volumen Antología del humo negro, en el que se dan cita grandes nombres que según su compilador, lograron salir avante de la tontería, el sentimentalismo y la broma sin gravedad. El maestro y Margarita, novela póstuma de Mijaíl Bulgakov (1891-1940), apunta sus dardos al totalitarismo soviético desde la mejor arma posible: la ironía. Ganadora del premio Pulitzer, El reparador de Bernard Malamud (1914-1986) retoma un caso real para enfrentar a un hombre frente a la injusticia de acusarlo por un crimen que no cometió.

Con Ancho mar de los sargazos, la dominicana de origen británico Jean Rhys (1890-1979) reapareció en el mapa novelístico después de más de 25 años de silencio con Antoinette Cosway, personaje femenino envuelto en el misterio, directamente referido a un referente literario, cual precuela de Jane Eyre de Charlotte Brontë. Jaqueline Susann (1918-1974) exploró, a través de la vida de tres amigas durante 20 años, los entretelones del sueño americano en El valle de las muñecas, llevada de inmediato al cine sin mucha fortuna por Mark Robson en 1967.

John Fowles (1926-2005) entregó El mago, que mereció una revisión en 1977 y en la que el joven Nicholas, narrador omnipresente, vive una serie de enigmáticas experiencias de la mano del hombre que da título a la historia. Para niños de cualquier edad, Roald Dahl (1916-1990) escribió El dedo mágico, historia de una niña que no puede controlar las consecuencias de sus enojos y María Elena Walsh (1930-2011), su conocido libro Dailan Kifki, nombre de un elefante dejado a la puerta de un casa, justo para desatar un sinfín de aventuras.

ENTRE LA REALIDAD

Una de las obras más celebradas de aquel año fue A sangre fría de Truman Capote (1924-1984), a medio camino entre el reportaje de nota roja y la novela, con el autor sentimentalmente involucrado. En Acto de servicio, Heinrich Böll (1917-1985) reflexiona sobre la situación de su país a partir de la historia de un padre y su hijo sometidos a juicio por incendiar un vehículo oficial del ejército alemán. John Dos Passos (1896-1970) publicó sus memorias bajo el título de Años inolvidables, recuperando su relación con Ernest Hemingway y de otros afamados contemporáneos.

El pequeño gigante de la narrativa israelí Amos Oz (1939), debutó en el ámbito de la novela con la costumbrista Quizás en otro lugar; en la similar tesitura, el nigeriano Chinua Achebe (1930-2013) escribió Un hombre del pueblo, describiendo un conflicto entre un profesor y un funcionario en una nación africana que acababa de alcanzar la independencia: si bien el suceso nació como ficción, se fue verificando de diversas maneras con tristes variaciones en la historia de los países de aquel continente.

La muy leída Tai-Pan de James Clavell (1921-1994) es una novela histórica sobre el resurgimiento de Hong Kong después del triunfo inglés de la primera guerra del opio. Ahora vuelta a los primeros planos por la adaptación reciente que dirigiera el maestro Martin Scorsese, Silencio de Shūsaku Endō (1923-1996) se centra en las misiones jesuitas a Japón en el siglo XVII, época de persecución hacia los cristianos en aquel país.

DETECTIVES, POLICÍAS Y ESPÍAS

Hércules Poirot, el famoso detective de buen comer, formas directas aunque educadas y tieso bigote creado por Agatha Christie (1890-1976) protagonizó Tercera muchacha, obra ya de madurez de la afamada dama del misterio en la que una joven que comparte hogar con otras dos compañeras, llega con el susodicho y le dice que cree haber cometido un asesinato. Nero Wolfe, por su parte, también apareció para resolver enigmas en La muerte de Doxy, historia perpetrada por su creador Ed McBain (1926-2005).

Ellery Queen, seudónimo de los autores y nombre del investigador, presentó Un estudio en terror, resultado del guion para la película homónima. Ed McBain presentó 80 millones de ojos de su serie Distrito 87. El conocido James Bond, creación de Ian Fleming (1908-1964), tuvo una misión más en Octopussy, llevada puntualmente al cine y publicada de manera póstuma. El Juez Di dictó sentencia en Asesinato en Cantón de la autoría de Robert van Gulik (1910-1967), quien retomó a este personaje histórico chino que vivió en el siglo VII.

MUNDOS POSIBLES

Aguardando el año pasado de la pluma llena de paranoia de Philip K. Dick (1928-1982), en donde un reconocido médico tiene que hacer frente a la adversidad de su matrimonio, en medio de una guerra interplanetaria en el 2055 con un líder terrestre que padece extraños trastornos y una droga en plena moda que permite viajar en el tiempo. En La luna es una cruel amante, Robert A. Heinlein (1907-1988) narra, a través del involucramiento de un contratista que cuenta con la inteligente computadora Mike, la batalla para liberarse del régimen de la Luna; se llevó el premio Hugo a mejor novela del género.

Publicado como cuento en 1959 y después ampliado a novela en 1966, ganadora del premio Nébula y llevada al cine en 1968, Flores para Algernon de Daniel Keyes (1927-2014) llamó la atención por la temática acerca del incremento de la inteligencia a través de procesos experimentales, aplicados a un hombre con retraso mental y a un ratón, quienes establecen un vínculo. Un caso particular fue la publicación de la famosa historia Viaje fantástico de Isaac Asimov (1920-1992), dado que primero fue el guion y después la novela. La famosa misión consistía en entrar al cuerpo de un científico, después de un proceso de miniaturización, para curarlo de una trombosis.

EN NUESTRO IDIOMA

Todos los fuegos el fuego, volumen de ocho cuentos de Julio Cortázar (1914-1984) confirmó su habilidad para el género con espíritu innovador, así como la precisión en el uso del lenguaje. Exiliado en París, Juan Goytisolo (1931) inició una trilogía con Señas de identidad, experimentando con la forma narrativa y reflexionando, a través de su personaje Álvaro Mendiola, acerca del sentido de la nacionalidad y la composición de la sociedad. Cinco horas con Mario de Miguel Delibes (1920-2010), en tanto, se articula a partir de los soliloquios de una viuda cuarentona frente al cadáver de su marido: toda una inmersión en la vida de estos dos personajes.

Fernando del Paso (1935) presentó José Trigo, uno de los más importantes debuts novelísticos en nuestro país y la región, aquí centrándose en la precaria y difícil vida de los trabajadores ferrocarrileros expuesta con una notable combinación de cercanía y aventura lingüística, tanto en la forma como en la estructura. Todo un labrador del lenguaje, José Lezama Lima (1910-1976) publicó Paradiso, la única novela que vio la luz cuando el escritor cubano estaba vivo y que sigue los años de infancia y juventud de José Cemí, con tintes autobiográficos.

Desde Chile, José Donoso (1924-1996) nos llevó a un mundo plagado de ambigüedades sexuales y afectivas en Un lugar sin límites con un burdel como el epicentro de conflictos y que después fue retratado en versión fílmica. Por su parte, Pablo Neruda (1904-1973) publicó Arte de pájaros, alzando el vuelo en forma también de disco, grabado junto con el cantautor Ángel Parra, en el que el gran poeta recita la primera y última pieza, mientras que sus letras son entonadas en el resto de las canciones.

EL HOLOCAUSTO JUDÍO: LA MIRADA HÚNGARA

1 May 2016

Hitler lanzó la operación Margarethe en marzo de 1944 para ocupar Hungría, objetivo alcanzado sin enfrentar mayor problema, y pronto los nazis empezaron a deportar judíos a los campos de exterminio; se calcula que alrededor de 600,000 personas fueron asesinadas con el apoyo del nuevo gobierno magiar. Una vez terminada la II Guerra Mundial, el país cayó bajo el régimen estalinista a partir de 1948, que intentó ser derrocado por una rebelión en 1956, sanguinariamente aplastada por la URSS. En el panorama político actual se vive la amenaza de Jobbick, un partido político de extrema derecha antisemita y antigitano.

ImreEl brillante escritor húngaro Imre Kertész (Budapest, 1929–2016), premio Nobel cuya literatura se siente a flor de piel, sobrevivió a un campo de concentración y al régimen estalinista. Con base en sus vivencias aunque sin ser propiamente una autobiografía, escribió a lo largo de trece años una novela hoy clásica llamada Sin destino (1975, Acantilado, 2001), desdramatizando la experiencia de un adolescente judío en Auschwitz, epítome de uno de estos infernales sitios donde uno de cada tres muertos era de nacionalidad húngara.

Con guion del propio autor de Diario en la galera (1992, Acantilado, 2004), la novela fue llevada a la pantalla por el cinefotógrafo Lajos Koltai bajo el nombre de Campos de esperanza (2005), digna adaptación que consigue capturar el tono de su referente literario y poner en imágenes las precisas descripciones y eventos descritos con mirada profunda y de largo alcance, trascendiendo el hecho concreto para convertirlo en piedra de toque que ayudara a repensar el significado de ser parte de la especie humana, potenciada por obras como Yo, Otro. Una crónica del cambio (1997, Acantilado, 2002).

CUANDO LOS MUERTOS ENTIERRAN A SUS MUERTOS

Ahora llega la asfixiante y dolorosamente reflexiva cinta El hijo de Saúl (Hungría-Francia-EU-Israel-Bosnia Herzegovina, 2015), ganadora del Oscar y el Globo de oro a la mejor película de habla no inglesa, entre muchos otros reconocimientos, en la que acompañamos en forma cercanísima, literalmente, a un hombre que vive este horror y empieza a perder el sentido de realidad, acaso como el único camino para mantenerse de pie, asiéndose a un propósito que contrasta con los sucesos que se van presentando a su alrededor.

La historia se desarrolla durante un par de días en los que el Saúl del título (Géza Röhrig, extraviado pero concentrado) funge como miembro del sonderkommando, nombre que se les dio al grupo de prisioneros que hacían el trabajo sucio para organizar la muerte de sus congéneres, al tiempo que intenta encontrar a un rabino para que le dé judía sepultura a un joven que toma como su propio vástago, recordando a Kaddish por el hijo no nacido (Kertész, Acantilado, 2001), quien sobrevivió a la cámara de gas pero que fue posteriormente asfixiado por el médico en turno.

Mientras tanto, como siniestro telón de fondo, vemos con determinados desenfoques laEl hijo de Saúl manera en la que se desarrolla el exterminio, así como las formas en las que los cadáveres ahogados por el gas mortífero van siendo mutilados y quemados, solamente para dar espacio a los que están por venir, previa extracción de objetos que pudieran ser valiosos. Además, está presente la simbólica labor de cavar para que la tierra guarde la memoria del joven o de algunos de los prisioneros ejecutados.

László Nemes, asistente del gran director Béla Tarr y convertido en aprendiz avanzado de acuerdo con lo visto en su debut, dirige su primer largometraje con una intensidad acorde a los sucesos que retrata, a partir de una persecutoria cámara en mano que fija con claridad su objetivo visual e incluso se posa para esperar su aparición, referenciando el proceso de exterminio, como si de una aterradora fábrica de muerte se tratara, expresada también a través de una poderosa edición sonora. La obediencia sumisa y el silencio frente a la humillación cultural –el baile del oficial nazi- son parte de la estrategia para seguir adelante con su objetivo.

El explícito manejo del fuera de campo incide en el tono de angustia permanente, así como el constante uso del primer plano, siguiendo al protagonista en su obsesiva búsqueda que paradójicamente parece enajenarlo del horror vivido, al tiempo que se fragua un intento de rebelión por parte de los guardias-presos, recordando a Kapó (Pontecorvo, 1960) y al documental Sobibór (2001) de Claude Lanzmann (Shoah, 1985; El último de los injustos, 2013), quien ha procurado el análisis en torno al Holocausto, como en su momento lo hiciera Alain Resnais con su imprescindible Noche y niebla (1955).

La cinta se erige como una de las imprescindibles del holocausto judío, ajena a triunfalismo alguno y mucho menos a dejar entrar una brisa de humor, tal como lo han hecho otras propuestas. No se advierte, tampoco, intentos por conmover al espectador o generar un shock lastimero, ni siquiera por envolver la macabra situación en una historia de heroísmo. Los sucesos se presentan sin filtros edulcorantes o tremendistas para que seamos nosotros quienes tomemos postura frente al horror plasmado, abrumadora y desgarradoramente real.

 

LETRAS Y DESTINOS ENCONTRADOS

25 agosto 2013

Cuatro películas que desde diversos géneros involucran a personajes relacionados con la literatura en busca de expresar su carga emocional, fama y reconocimiento o una forma de llevar su vida por los cauces del afecto cercano. De la comedia al drama con toques de suspenso y humor negro, según se vayan presentando los acontecimientos, retomados de casos reales o construidos desde la ficción, se plantean relaciones y vínculos afectivos diversos. Todas disponibles en los videoclubes de la ciudad.

ESCRITOS DESDE LA REALIDAD

Sesiones de sexoBasada en los escritos del periodista y poeta Mark O´Brien (Boston, 1949 – Berkeley, 1999), paralizado por polio y atrapado en un pulmón metálico para poder respirar, Sesiones de sexo (The Sessions, EU, 2012) sigue la intención de este optimista hombre, ayudado por su asistente (Moon Bloodgood), para perder la virginidad y la relación que establece con una asesora sexual para tal efecto, después de despedirse dolorosamente de su anterior cuidadora y antes de iniciar un nuevo vínculo con la mujer que lo acompañó hasta el final de sus días. Su vida ya había sido retomada en el documental corto Lecciones de respiración: la vida y obra de Mark O´Brien (1997) dirigido por Jessica Yu.
Dirigida con notable calidez y cercanía por Ben Lewin, en la línea de Mi pie izquierdo (Sheridan, 1989) y La escafandra y la mariposa (Schnabel, 2007), y eludiendo el posible morbo implícito en esta travesía sexual acompañada por el pertinente score del multisolicitado Marco Beltrami, la historia destila humor negro, sensibilidad y empatía hacia sus personajes, notablemente interpretados por John Hawkes, Helen Hunt y William H. Macy, como el sorprendido y comprensivo cura católico vuelto confesor y amigo del escritor que, además, se dedicó a ser portavoz de las personas con algún tipo de discapacidad.
Por su parte, Conociendo a Flynn (Being Flynn, EU, 2012) sigue la intermitente relación que establece un joven aspirante a escritor en proceso de ubicación existencial (Paul Dano), con su ególatra, racista y homófobo padre, quien lo abandonó muchos años atrás y ahora se autonombra uno de los tres grandes autores estadounidenses, mientras maneja un taxi para después vivir como homeless sin el mínimo sentido de autocrítica (Robert De Niro, en una segunda etapa de Taxi Driver). El inesperado reencuentro traerá el recuerdo de la esposa y madre respectivamente (Julianne Moore) y detonará reflexiones para ambos, con los esperados conflictos y reclamos mutuos.Conociendo a Flynn
Basada en el libro del propio Nick Flynn acerca de esta vivencia con su progenitor, el destino de su madre y su trabajo en un centro comunitario, y dirigida por Paul Weitz (Un gran chico, 2002; Un buen jefe, 2004; American Dreamz, 2006) con la música de Badly Drawn Boy, el filme se queda en un nivel más bien descriptivo y neutro, sin profundizar demasiado en los personajes o situaciones, aunque manteniendo una agradecible fluidez que permite dar cuenta de cómo se fueron reconvirtiendo las relaciones entre padre e hijo, después del trauma de la ausencia, referida entre imágenes de textura onírica.

ESCRITOS DESDE LA FICCIÓN
Dirigida, escrita e interpretada con un dejo de nostalgia por Josh Radnor, Amor y letras (Liberal Arts, EU, 2012) es una muy disfrutable comedia romántica que esquiva el esquema tradicional y se sitúa en estos tiempos posmodernos, donde las soluciones no están predestinadas. Un treintón amante de la literatura que trabaja responsablemente aunque sin mucha convicción en el departamento de ingreso en una escuela, conoce a una sensible estudiante (Elizabeth Olsen) cuando asiste a la despedida de su exprofesor en la universidad donde él estudió (Richard Jenkins).
Amor y letrasDe paso y a manera de viaje introspectivo al alma máter, se topará con algunos personajes particulares como una maestra de la época romántica, paradójicamente anti romántica y de apabullante pragmatismo (Allison Janney), un estudiante inteligente con tendencias suicidas y un joven locuaz que encuentra la felicidad en todas partes; mientras tanto, su relación se sostiene con cartas escritas a mano y un redescubrimiento de la música clásica, entre resistencias por la distancia, la diferencia de edad y ciertos gustos literarios. Con voz en off que acompaña pasajes transicionales, la cinta termina por ser una historia evocativa, sin mayores aspavientos ni recursos melodramáticos.
En contraste, El gran secreto (The Words, EU, 2012) es una película ambiciosa que se quedó más en el intento que en la consecución: de pronto es difícil seguir con credibilidad las decisiones de los protagonistas y por momentos el interés se queda entre líneas, a pesar de contar con un argumento interesante en el que se juega con los tiempos, la realidad y la ficción y, por supuesto, el relevante tema del plagio en el mundo de la literatura, sobre todo considerando los premios recientes que se han dado en México.El gran secreto
Dirigida y escrita por los debutantes Brian Klugman y Lee Sternthal, la cinta intenta transitar por los terrenos de la metaficción, a partir de un cierto desdoblamiento argumental que termina siendo percibido como una idea un cuanto tanto desperdiciada, dado su potencial dramático, su campo reflexivo acerca de la necesidad de la fama y hasta de thriller literario; no obstante, hay momentos logrados como el simbólico abrazo reconciliatorio en el fregadero y ciertos cambios de rumbo que invitan a la polémica. El reconocido reparto integrado por Jeremy Irons, Bradley Cooper, Dennis Quaid, Zoe Saldana y Olivia Wilde transita de manera cumplidora.

JOSÉ EMILIO PACHECO: CONTINUIDAD CERVANTINA

20 abril 2010

El 23 de abril es el día en el que se conmemora la muerte del autor de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha; desde hace 35 años, se entrega el Premio Miguel de Cervantes, máximo galardón literario en nuestra lengua. El elegido ahora fue el novelista, poeta, ensayista, crítico y cuentista José Emilio Pacheco (D.F., 1939), quien lleva más de 50 años habitando la Ciudad de la memoria (86-89) como si fuera El viento distante (63), siempre descubriendo Los elementos de la noche (58-62) y escuchando El silencio de la luna (85-96).
Su sencillez resalta en un medio por lo general carente de ella; su capacidad para mirar la cotidianidad desde un lugar distinto pero asequible y entrañable se ha vuelto Desde entonces (75-78), El principio del placer (72) para quienes lo han homenajeado de la mejor forma posible: leyéndolo. Las batallas en el desierto (81) no pueden suspenderse ahora que vivimos en La edad de las tinieblas (09), aunque te adviertan que Irás y no volverás (69-72), como si fueras La arena errante (92-98) a sabiendas de que Morirás lejos (67).
La fama, ese animal traicionero del que ya nos ha advertido muy bien Gabriel Zaid, no le hace mella porque nunca la ha buscado: cuando llega, como si nada pasara; la modestia sigue siendo tan auténtica como su versátil obra literaria, lúcida y cercana, incorporando tradición y abriendo nuevas rutas para la literatura mexicana.
“Me siento como un actor de cine” ha declarado con motivo de la atención mediática recibida por un par de premios casi consecutivos: Reina Sofía y Cervantes, entregado el viernes pasado en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, pequeña y vivaz ciudad llena de gente con los brazos abiertos y en donde No me preguntes cómo pasa el tiempo (64-68).
Nada más al entrar en el hermoso recinto uno ya se siente diferente, entre inspirado e intimidado. La estructura arquitectónica y la madera que lo cubre todo, le da un aire de tradición y de reconocimiento. Verlo vacío invita a la recreación de lo que ahí ha ocurrido con otros compatriotas galardonados –Paz, Fuentes, Pitol- y a la imaginación para trasladarse a la época en la que la Universidad tomaba rumbo y el conocimiento se diseminaba por los aires. Estar presente en la ceremonia debe ser toda una aventura atemporal.
“El premio Cervantes debe ser para Cervantes”, ha dicho el autor de La sangre de Medusa y otros cuentos marginales (59)… aunque él es un digno destinatario, sin duda, y gran continuador cervantino.

SHERLOCK HOLMES: ENTRE LOS PUÑOS Y LOS SESOS

8 enero 2010

Después de varios años sin aparecer en la pantalla, el famoso y trascendente detective de finales del siglo XIX está de vuelta. Muchas veces retratado en filmes varios con fuerte referencia a su origen literario y a la imagen elaborada por Sydney Paget, la creación de Arthur Conan Doyle, médico metido a escritor, ahora recibe un tratamiento en el que se buscan destacar cualidades que en las novelas sólo se mencionaban de paso: solvente espadachín, calculador boxeador a puño limpio y pistolero más o menos eficaz; de igual forma, el doctor Watson aparece como un médico con habilidades para el manejo de armas de fuego y la pelea cuerpo a cuerpo.
Dirigida por Guy Ritchie tratando de recuperar el rumbo iniciado con Juegos y trampas (98) y Cerdos y diamantes (00), extraviado con Insólito destino (05) y Revólver (07), y medio retomado con RockNrolla (08), Sherlock Holmes (09) es un estilizado blockbuster que busca imprimirle un toque contemporáneo de héroe de acción a un cerebral y deductivo ícono de la literatura mundial, con los riesgos, limitaciones y posibilidades que ello implica. Es cierto: para todopoderosos con más músculos que neuronas ya estamos hasta aquí (poner la mano en la frente…), pero la decisión suponemos estuvo bastante calculada.
El evidente privilegio de la acción sobre el desarrollo de las situaciones y contextos deriva en una ágil y elusiva puesta en escena, aunque en ello se pierda cierto interés por las motivaciones de los personajes y de pronto su presencia no se sitúe del todo. La femme fattale (Rachel McAdams) no termina por ubicarse –si es que uno no conoce las novelas- y el villano (Mark Strong) parece no encontrar la tridimensionalidad necesaria como para ser memorable y darle algo de batalla a la absorbente interpretación principal.
La estructura narrativa del filme corresponde a la visión que se presenta sobre el protagónico: menos discurso y más movimiento; menos deducción y más golpes, aunque éstos se encuentren muy bien razonados; de hecho, las secuencias que trasladan el pensamiento de Holmes a imágenes con narración en off es de lo mejor de la película: la ruptura de la secuencia y el detenimiento en el proceso mental, paradójicamente le otorgan un bienvenido dinamismo a la historia.
La construcción visual, acaso demasiado digitalizada, remite a un Londres lluvioso y grisáceo, lleno de recovecos que parecen reflejar las mentes de los antagonistas. Con una edición frenética y una fotografía que destila energía, Ritchie busca llevar la historia a los terrenos que él mejor conoce: duelos verbales, violencia callejera, abundancia de personajes, estética por momentos cercana al videoclip y un humor negro que amenaza con aparecer a las primeras de cambio.
Si bien desde una perspectiva visual la recreación de la época no tiene desperdicio, la cinta no consigue capturar –acaso ni lo intenta- el espíritu de finales del XIX ni desarrollar de forma más contundente el contexto social y tecnológico de aquellos años; ciertos apuntes políticos como el énfasis en la idea de que el miedo es la más poderosa de las armas y el duelo entre las racionalidades científica y sobrenatural, terminan por ser elementos que le dan más sustancia al desenvolvimiento de los personajes.
A la nutritiva dirección de Ritchie habría que sumarle su atinado trabajo con los actores principales y los secundarios (incluyendo al siempre efectivo Eddie Marsan y a Kelly Reilly): claro que Robert Downey Jr. y Jude Law quizá no necesiten demasiadas indicaciones pero en el tono que le dan a sus respectivos personajes, se advierte la orientación del director para darle vida al enfoque propuesto en el guión de Michael Robert Johnson y secuaces, esquemático si se quiere pero al cabo funcional y llamativo, en particular por las pequeñas vueltas de tuerca insertadas con sutileza.
Se entiende la decisión de omitir el consumo de drogas de Holmes en pos de mantener una clasificación más amplia, así como el cuidado para no mostrar violencia gráfica en exceso, ciertamente dándole a la cinta un toque más de matiné, sobre todo si consideramos que la mesa para una secuela está completamente puesta. La taquilla dirá.