Productor, escritor, director y actor ocasional, este polifacético hombre de cine y de televisión suele ser impredecible: su siguiente proyecto puede no tener nada que ver con su anterior, tanto desde el punto de vista formal como temático. Además de mostrar talento para la realización de cortos, ya cuenta con un Oscar en su chimenea por la dirección de Cuando los hermanos se encuentran (1988), su película más conocida.
Su filmografía transita entre el mainstream (Avalon, 1990; Bugsy, 1991), las producciones televisivas (El jurado, 1994; 30 for 30, 2009) y los proyectos independientes (The 20th Century: Yesterday´s Tomorrow, 1999; Una amistad duradera, 2000), revisitando épocas y géneros varios: ante la crítica de la ausencia de un sello personal, aparece la virtud de la capacidad de adaptación para realizar filmes de calado muy heterogéneo, como lo muestran El mejor (1984), El secreto de la pirámide (1985), Acoso sexual (1994) y Vida bandida (2001), que bien podrían haber sido realizados por diferentes personas.
Con sus altas (Buenos días, Vietnam, 1987; Los hijos de la calle, 1996) y bajas (Toys, 1992; Esfera, 1998; Envidia, 2004), el ya setentón Barry Levinson ha dirigido a grandes actrices (Annette Bening, Cate Blanchet, Glenn Close); a notables actores (Vittorio Gassman, Robert Duvall, Donald Sutherland, Robert Redford, Dustin Hoffman, Robert De Niro, Al Pacino, Michael Douglas, Warren Beaty, Harvey Keitel, Ben Kingsley, Mickey Rourke, Robin Williams, Kevin Bacon y Adrien Brody, entre otros) y a estrellas ampliamente reconocidas del circuito hollywoodense (Tom Cruise, Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Demi Moore y Brad Pitt, por mencionar algunas): en todos los casos, pareciera que estas figuras se ponen confiadamente a las órdenes del director, a pesar de su pedigrí.
Después de escribir el guion de Justicia para todos (Jewison, 1979), retomó su Baltimore natal en las décadas de los cincuenta y sesenta con un definitivo dejo de nostalgia, para dirigir algunos filmes como su debut para la pantalla grande titulado Diner (1982), después recuperado para el documental Original Diner Guys (1999), en la que aparecen los personajes reales que sirvieron de base para la ficción; la divertidamente absurda Dos estafadores y una mujer (1987), con Richard Dreyfuss y Danny De Vito en pleito eterno, y la antirracial Liberty Heights (1999), desarrollada en una preparatoria.
Parte de su filmografía retrata los vínculos y manipulaciones entre el mundo del espectáculo, los medios de comunicación (Peeping Times, 1978; Jimmy Hollywood, 1994) y la política, como exponen la estupendamente irónica Escándalo en la casa blanca (1997), quizá su mejor película; la crítica a los procesos electorales plasmados en la fallida El hombre del año (2006) y el documental Poliwood (2009), explorando las contribuciones y consecuentes discusiones entre personas de la farándula y ciudadanos de a pie, mediados por las campañas de los dos partidos políticos más importantes de Estados Unidos.
VIDEO, TV Y CINE
En los años recientes, Levinson ha mantenido un perfil bajo, a pesar de seguir trabajar con gente de renombre. Los realizadores (2008) sigue a un productor que tiene que hacer malabares para mantener cierto equilibrio en su vida personal y en su chamba: entre un director pretensioso y un estudio inflexible con la inauguración de Cannes en puerta y, por si hiciera falta, problemas familiares se agolpan en su puerta, con su hija y su exesposa en el escenario.
De Niro encarna con verosimilitud a este tipo de sujetos, como lo hiciera Tim Robbins en El ejecutivo (Altman, 1992), que abundan en los territorios indescifrables del Hollywood actual, en el que parece privar la ley del más fuerte, o sea, el que paga manda. La película se fue directo al mercado del video, quizá injustamente.
Con No conoces a Jack: La vida y las muertes de Jack Kevorkian (2009) regresó a la televisión (HBO) para recrear la vida de este médico, interpretado por Al Pacino, que creó la llamada “máquina de la misericordia” para realizar suicidios asistidos. Corre 1990 y tanto las disputas legales como los dilemas morales invadieron la discusión al respecto. Con sólido reparto que incluyó a Susan Sarandon, Danny Huston, Brenda Vaccaro y John Goodman, el filme funciona para poner en la mesa de diálogo un tema siempre controvertido como la eutanasia.
Después de más de diez años, Terror en la bahía (The Bay, EU, 2012), un proyecto de bajo presupuesto y del que poco se esperaba, supuso su inesperado regreso a la cartelera comercial. Realizado dentro de la tendencia de confeccionar un filme con supuesto metraje encontrado, dándole un toque de docudrama en el que lo importante es articular una narrativa coherente a partir de diversas fuentes, el filme se ubica en el género de catástrofes, en este caso con claro mensaje ecológico, con ciertos tintes de gore.
El poster publicitario puede llevar a equívocos, sobre todo porque parece que se trata de una cinta como “las chafadas tipo Piraña 3D” (José Pablo dixit), cuando en realidad estamos frente a una historia articulada que busca más la crítica socioambiental y política, que la exposición de jóvenes en bikini y tangas, siendo devorados por algunos monstruos marinos después de pasársela súper en el yate del papito de alguno de ellos. Cierto es que el director vuelve a sorprender dando un giro más, por si hiciera falta, a su sinuosa carrera.