Un par de películas buscando las posibilidades que ofrece el thriller, una en tono de drama social y el otro de corte más bien policiaco, se despliegan en territorios cubiertos de nieve (mientras todavía existan) que acentúan la idea de aislamiento emocional y solidario, así como la de la ambición frente a las necesidades reales y creadas . Vísperas de Navidad. Veamos.
TERROR EN LA ANTÁRTIDA
En una estación polar de investigación, una mujer policía (Kate Beckinsale) está por volver a la civilización pero el hallazgo de un cadáver la detendrá ahí para indagar qué fue lo que ocurrió: un prólogo que narra una extraña trifulca en un avión ruso cincuenta y pico años atrás, así como una serie de personajes que levantan la mano para erigirse como sospechosos, van configurando este convencional ejercicio fílmico entre tormentas de nieve y una atractiva apuesta visual.
Dirigida por Dominic Sena (60 segundos, 00; Swordfish, 01), Terror en la Antártida (Whiteout, 09) juega un poco con la idea de tomar la ruta del thriller con elementos sobrenaturales y con la estructura de angustia claustrofóbica, definiéndose entre el formato de teleserie y mayores ambiciones argumentales: el objeto de la narración nunca alcanza a ponerse al nivel de la puesta en escena y de la construcción tanto auditiva como visual, es decir, de la forma.
Como sucedía con las anteriores cintas del director, el armado de secuencias y los desplazamientos de la cámara son efectivos, considerando la ambientación en la que se desarrollan, pero difícilmente uno como espectador se siente parte de las dificultades de la indagadora o alcanza a recordar a algún personaje: los diálogos son rutinarios y de pronto no es difícil adivinar por donde va la jugada, sobre todo si se toma en cuenta que quien esto escribe usualmente falla en sus dotes adivinatorias.
RÍO HELADO
En la frontera de Nueva York y Quebec predomina el hielo. Es el paso de inmigrantes ilegales, mientras la gente sobrevive en un entorno inhóspito. Una mujer se ha quedado sola con sus dos hijos: un adolescente y un niño, cuyo padre adicto al juego se fue con los ahorros de la familia destinados a cambiar de casa. Otra mujer, de la comunidad Mohawk, trabaja en el bingo extrañando a su bebé, ahora bajo el cuidado de su abuela: el destino coloca a estos dos seres que se debaten entre el instinto maternal y la búsqueda de un nuevo hábitat emocional.
Dirigida por la debutante Courtney Hunt, Río helado (Frozen River, EU, 08) es un drama en femenino acerca de las divisiones impuestas entre los seres humanos y la dificultad de ver con claridad –como le sucede a una de ellas- la luz al final del hielo: las decisiones de involucrarse en el traslado de personas, engañar a una anciana o incluso regresar por el bebé extraviado y recuperar el propio, pasan por dilemas reflexivos al respecto de la justificación de medios por lograr los fines.
Con momentos de angustia auténtica dada la cercanía con la que se construyen los personajes, la cinta se desarrolla a partir de una cámara realista que muestra los sucesos en la intimidad y su contexto: interminables territorios de nieve indiferente, de belleza contrastante y de un simbolismo casi explícito. La soberbia actuación de Melissa Leo se ve fortalecida por la de Misty Upham y por la del resto del reparto, incluyendo los personajes juveniles.