EUROCOPA 2024 (I): LA APERTURA DE LOS GRUPOS A Y B

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En partidos donde siete de las ocho selecciones anotaron y el promedio de goles fue generoso, terminaron ganando los cuatro favoritos; previamente se llevó a cabo una breve y colorida ceremonia en la que se le dio la bienvenida a las naciones participantes y se presentaron las sedes en donde se jugarán los partidos, para dar paso a Fire, una canción muy del estilo del syntpop europeo, ese que gusta de ganar en Eurovisión, grabada por Meduza, OneRepublic y Leony.

GRUPO A

Años inusualmente oscuros para la selección de Alemania, una de las que mejor planifican sus procesos y renovaciones. Tras ser campeones del planeta en el 2014, van dos Mundiales que se quedaron en fase de grupos y han pasado 28 años sin ganar el torneo continental. Ahora, en su calidad de anfitriones, tienen la oportunidad de retomar el camino habitual, para volver a demostrar que este deporte inventado por los ingleses se trata de jugar once contra once donde siempre ganan ellos, como bien dijera el inglés Lineker en el contexto del torneo de 1990. Por su parte, la selección de Escocia llega acompañada por su gran y efusiva afición para buscar por primera vez sortear la fase de grupos.

Los de casa dejaron los protocolos y amabilidades propias del anfitrión para después y se lanzaron al frente desde el inicio: Wirtz rompió el cero rápidamente al 10’, después de un dominio casi absoluto. Musiala al 19’ amplió la ventaja y hacia el final de la primera mitad, la jugada definitiva, por si hubiera duda: Porteus mete una peligrosa plancha en su área que lo manda a descansar prematuramente y Havertz ejecuta el penal con estilo para marcar el tercero en favor de los teutones. La diferencia entre el desempeño de ambos equipos apenas se reflejaba en el marcador, que podría ser más abultado.

A pesar de ya tener el partido en la bolsa, el espíritu alemán de seguir jugando sin fijarse en el marcador se expresó en el complemento: siguieron buscando la portería contraria, hasta que Füllkrug la encontró al 68’ con soberbio disparo que representó el cuarto para su causa y provocar la euforia de una tribuna que ya extrañaba ver a su equipo en esta tesitura dominante. Todavía hacia el final, Rüdiger anotó pero en propia puerta y Can, el jugador con apellido de importante grupo alemán, respondió con el quinto para la causa local, sellando una muy apabullante y prometedora presentación, frente a un cuadro escocés que se vio rebasado desde el inicio tanto por el escenario como por el rival. La Mannschaft levanta fuerte la mano al inicio del certamen.

La selección de Suiza empezó con un mayor control de la pelota frente a Hungría, quienes buscaban arropar bien su zona baja mientras se acomodaban en el campo; incluso poco antes del 10’ avisaron con jugada fugaz pero pronto los suizos coordinaron una jugada de relojería por el centro para que Duah anotara el primero, tras revisión del VAR. La línea de cinco de los de rojo controlaba los embates del rival, cuya defensa cerca estuvo de regalar el segundo tanto en un error al 20’, que finalmente cayó hacia el final del primer medio con un bien colocado disparo desde fuera del área, cortesía de Aebischer. A los húngaros les faltaba mayor conexión entre líneas y establecer presión alta.

La segunda mitad arrancó con sendas aproximaciones que parecían abrir expectativas para el espectáculo en un partido que parecía resuelto. Tras un par de llegada de los helvéticos que salvó el portero húngaro, Varga tuvo el descuento en un remate de cabeza pero la pelota se fue ligeramente desviada con poco menos de media hora por jugarse, pero a la segunda que tuvo logró concretar para acercar a su equipo y poner el partido en una situación de mayor emoción con 25 minutos por jugarse. Era el momento de los húngaros que se acercaban, pero los Rossocaratti no dejaban de enviar avisos al frente: era el mejor pasaje del encuentro, que terminó con un tercer gol de los suizos, producto de un largo despeje del arquero y una falla defensiva. Al menos la selección de Hungría dio muestras de vida en la segunda mitad, recordando, tarde, su promisoria fase eliminatoria 

GRUPO B

España se presentó en el certamen con plena convicción. Después de un dominio paulatino, Álvaro Morata, cerca de la media hora de partido, recibió gran servicio por el centro y no tuvo problema para resolver en el mano a mano y dejar abierta la puerta para que Fabián, tres minutos después, ampliara la ventaja con un par de lucidores quiebres en el corazón de la defensa rival. Tuvo cierta respuesta Croacia y generó una de peligro en la que el balón se paseó angustiosamente y otra más en la que exigió al portero ibérico un lance complicado para desviar un tiro a ras de pasto. Ya hacia el final de la primera mitad, Carvajal apareció misteriosamente en el área para anotar el tercero, continuando con su buena racha de su participación en la Champions. 

En la segunda mitad, la Furia Roja salió en plan más administrativo, sabiendo que habían hecho un sólido trabajo atrás y uno muy efectivo al frente, en tanto los balcánicos se veían desconcertados pero no del todo derrotados, incluso mandando un primer aviso cuando apenas habían transcurrido cinco minutos de juego. Alguna llegada de los ibéricos como por no dejar y los croatas seguían en lo suyo, dejando un cabezazo muy cerca del palo que antecedió a una etapa de lucha sin claridad, hasta que un penal mal señalado a diez minutos del final, le daba la oportunidad a los cuadriculados de anotar al menos el de la honra: la ejecución dio en el palo y en el rebote anotaron pero el gol fue anulado por fuera de lugar. Todavía tuvieron alguna otro opción para recortar distancias pero el tiempo se terminó diluyendo.

Italia ha tenido sus contrastes: es campeona de Europa pero no ha asistido a dos mundiales consecutivos, situación inédita para esta histórica selección. Sin decir agua va, Albania aprovechó el regalito envuelto en saque de manos para concretar un gol por completo sorpresivo de Bajrami, tanto por ser antes de los 30 segundos, convirtiéndose en el más rápido de la historia del certamen, como por tratarse la azzura, equipo habitualmente impecable a la defensiva. 

Reaccionaron con contundencia los italianos: en un tiro de esquina con jugada de pizarrón incluida, emparejó al 11’ y desde fuera del área, cinco minutos después, Barella la incrustó pegada al poste para darle la vuelta. Pasada la media hora, una gran desviada del arquero albanés para que la pelota impactara en el poste, en lugar de introducirse a su puerta, volvió a poner a los italianos cerca de ampliar la ventaja, lo que por poco consiguen pero otra vez el arquero lo impidió en emergencia.

Para la segunda mitad, el arquero de los de rojo siguió en plan grande evitando el tercero tras un par de embates de los de azul, que parecían no tener demasiada urgencia en ampliar la ventaja, mientras que los albaneses apostaban a mantenerse a un gol de diferencia para ver si en una oportunidad logran el equilibrio: estos propósitos derivaron en un largo pasaje de contención que terminó con alguna llegada más de los italianos, demasiado confiados, y una gran oportunidad para Albania que, sin demasiados recursos y pausando demasiado la reacción, por poco logra el empate si no fuera por la oportuna desviada de Donnarumma con el tórax ante un disparo que se quería meter en el arco. Italia volvió a su viejo esquema de tener un gol de ventaja y sobrellevar las acciones al filo de padecer cualquier sorpresa: por poco sucede.

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